
Una de las mejores formas de celebrar el día del libro, en mi opinión, es haciéndose con alguno interesante (según el parecer de cada uno). Teniendo en cuenta esto, me dirigí el pasado lunes en busca de algún ejemplar que llamara mi atención. Bajando por la calle Fuencarral, me detuve en varios puestos y adquirí en uno de ellos The Brooklyn Follies, de Paul Auster. Había oído hablar bien de él y la curiosidad me llevó a comprarlo. Y además, en inglés, aunque no sé muy bien por qué (o sí, para aprender un poco más). Ah! y me regalaron una rosa (yo pensaba que eso sólo se hacía en Barcelona).
Mi segunda compra fue un libro que ya había visto unos días antes y con el que espero entretenerme (y estrujarme un poco el coco):
Test de lógica e inteligencia, de Arache Vivas. Le eché un vistazo en el metro y... puf! vaya con los problemitas de lógica, van a acabar con mis neuronas! (así que creo que lo dejaré para después de exámenes, aunque puede que para entonces mi cerebro esté en peor estado).

Me habría gustado poder celebrar el 23 de abril yendo a alguna de las miles de actividades programadas para La noche de los libros, pero sólo pude ver los que colgaron en la calle Fuencarral. Otro año será.