viernes, 27 de junio de 2008

Será maravilloso...


Quién me iba a decir que iba estar un día como hoy en un sitio como éste... pero lo cierto es que el temor inicial parece haberse disipado, al menos de momento (y que siga así). Han pasado casi dos semanas desde mi llegada a la isla y las cosas parecen ir marchando, aunque tengo ganas de que todo se vaya estabilizando un poco y crear cierta rutina (me arrepentiré seguramente de esto...).


Además, está resultando ser un final de junio de lo más atípico... España en la final de la Eurocopa!! espero que no se repita lo de hace 24 años, más que nada porque no me gustaría pensar que nací siendo gafe...




Bueno, y ya que actualizo, y como puede que pasen semanas hasta que lo vuelva a hacer, pondré la fotito de Roland Garros... una de las cosas que tachar de la lista...

viernes, 9 de mayo de 2008

XXXI

"En el Bernabeu*, al final del pasillo está el baño".
Me quedo con esta frase de la crónica del partido en los informativos de TVE de esta noche.
Y van 31...

*Bernabeu o Bernabéu?




miércoles, 9 de abril de 2008

lunes, 31 de diciembre de 2007

Hoy puede ser un gran día... y mañana también



¡A punto está de levantarse el telón! así que no tardes en ocupar tu localidad.


Creo que ésta es una buena canción para despedir el año y dar la bienvenida a 2008, a mí por lo menos me llena de optimismo. Espero que la disfrutéis.
Además, había quedado pendiente un post del conciertazo de Sabina y Serrat, así que con éste mato 'dos pájaros de un tiro'.


Hoy puede ser un gran día.
Plantéatelo así,
aprovecharlo o que pase de largo,
depende en parte de ti.

Dale el día libre a la experiencia
para comenzar,
y recíbelo como si fuera
fiesta de guardar.

No consientas que se esfume,
asómate y consume
la vida a granel.
Hoy puede ser un gran día,
duro con él.

Hoy puede ser un gran día
donde todo está por descubrir,
si lo empleas como el último
que te toca vivir.

Saca de paseo a tus instintos
y ventílalos al sol
y no dosifiques los placeres;
si puedes, derróchalos.

Si la rutina te aplasta,
dile que ya basta
de mediocridad.
Hoy puede ser un gran día,
date una oportunidad.

Hoy puede ser un gran día,
imposible de recuperar,
un ejemplar único,
no lo dejes escapar.

Que todo cuanto te rodea
lo han puesto para ti.
No lo mires desde la ventana
y siéntate al festín.

Pelea por lo que quieres
y no desesperes
si algo no anda bien.
Hoy puede ser un gran día
y mañana también.
-Joan Manuel Serrat-

martes, 18 de diciembre de 2007

La historia del árbitro 'valiente'



Érase una fría mañana de un domingo de diciembre. En un campo de fútbol madrileño se oyó el pitido inicial del partido que enfrentaría al equipo local, el Saconia (Sauconia para nuestro personaje principal), contra uno de Carabanchel. Los primeros minutos no hacían presagiar el protagonismo que posteriormente adquiriría el que se suponía juez del encuentro. No obstante, la pasividad que él mismo demostraba corriendo en apenas un cuadrado de diez metros era claro indicio del poco interés por arbitrar un partido de estas características. Los pensamientos de nuestro protagonista así lo reflejaban: “Intentaré correr lo menos posible, que luego tengo otro partido que arbitrar y encima es masculino. Total, este partido es inferior para mi categoría y voy a cobrar igual…”.

A pesar de que el encuentro se estaba desarrollando prácticamente sin incidentes, el que vestía de negro no acertaba a pitar un fuera de juego en condiciones, dada la distancia de la jugada a la que se encontraba. Esto no parecía alterarle lo más mínimo mientras que iba encendiendo los nervios del equipo perjudicado y del público asistente. La primera parte acabó con una amarilla mostrada, nada en comparación con el balance final.

La segunda mitad no hizo que la actitud de nuestro árbitro cambiara, al menos no para bien. Instalado en su parcela del centro del campo, no acertó a pitar de forma correcta ni una sola vez, lo que encendió aún más los nervios de jugadoras y espectadores, dando paso a protestas de unas y otros. Nuestro protagonista se sintió entonces molesto pues consideraba injusta tal valoración de su actuación. Decidió en ese momento ser el protagonista único del partido, pensando quizá que ya que era interpelado con tanta frecuencia no podía hacer menos. Su actuación comenzó con la expulsión de una jugadora local, y siguió con la de otras dos. Éstas sin duda pagaron la soberbia de nuestro protagonista, quien se tomó la justicia por su mano al culpar de las palabras del público a las jugadoras.

El show acabó (a falta de unos 20 minutos de partido) con un insensato saltando al campo en busca de nuestro pobre árbitro para decirle cuatro cosas, y con éste corriendo cual Carl Lewis camino de los vestuarios. Fuerzas de sobra tenía para haber llegado hasta el fin del mundo… Los que allí estaban dicen que no se movió de su refugio hasta que los de uniforme pudieron escoltarle hacia la salida.

El resultado del partido no aparece en este relato porque, desgraciadamente, el fútbol no fue el protagonista ese domingo.